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Casa en Santa Ana de Usaquén

Casa en Santa Ana de Usaquén

Germán Samper Gnecco

 

Bogotá.  Colombia

Vivienda del arquitecto

Trabajo realizado: Diseño arquitectónico y construcción

 

1955

Texto por Juan Pablo Aschner

 

A su regreso a Colombia, Germán Samper comenzó a diseñar viviendas. En estas obras tempranas, el arquitecto explora con determinados elementos, como el muro blanco interrumpido en sus contornos y remates por elementos fundidos en concreto a la vista, el empleo de ventanas en madera o de cubiertas inclinadas para responder correctamente al clima lluvioso de la capital. En esta búsqueda de un lenguaje arquitectónico sencillo, que alcanza sin pretensiones expresiones escultóricas, se destaca la residencia del propio arquitecto.

 

La casa para el arquitecto y su familia se encuentra ubicada al nororiente de la capital, en un apacible barrio residencial.  La primera etapa de construcción se erige en el punto más alto de un lote inclinado y cuenta con un segundo piso que sobresale notablemente y se proyecta hacia el paisaje. Sobre este volumen elevado de planta alargada se posa una cubierta a dos aguas que recorre la mayor longitud del rectángulo. Un muro blanco que sirve de envolvente es horadado o interrumpido en diversos puntos del perímetro, para procurar ventanas profundas de diversos tamaños y formas.

 

Un recorrido sinuoso que comienza en la parte baja del lote permite aproximarse gradualmente a la casa, percibir el volumen al sesgo y notar su contorno de carácter plástico y escultórico. Hay un cuidado notable hacia todos los encuentros entre planos y hacia los tránsitos de lo lleno a lo vacío. En estos empates, el concreto visto sustituye el blanco de los muros y se proyecta para enmarcar ventanas que desde el interior encuadran el paisaje.

 

Puesto que la familia crece, la casa también lo hace. Se construye una ampliación a un costado para alcobas y un garaje cubierto en la parte inferior del lote. Cuando el Banco Central Hipotecario crea un departamento que otorga préstamos para la subdivisión de viviendas y su aumento de densidad, el arquitecto vislumbra la posibilidad de construir tres espacios adicionales para renta. Por último, se traslada la oficina al segundo piso de la ampliación, situada a un costado de la casa original.

 

Esta obra en particular y las transformaciones que ha experimentado ejemplifican tres premisas que Germán Samper defiende y explora en buena parte de sus proyectos residenciales: la autoconstrucción, el desarrollo progresivo y la vivienda productiva. La construcción de una vivienda es para él un proceso vital, gradual y evolutivo, y su propia casa no es una excepción.

 

En la actualidad, la vivienda del arquitecto ha servido para experimentar con las nociones de comunidad que caracterizan el conjunto de su obra. La evolución de la casa transmite un progresivo distanciamiento del racionalismo moderno de su obra temprana. En el interior de un bosque abundante, entre el que se han diluido las nítidas líneas de la casa inicial, yace un conjunto de casas de la que la principal apenas se destaca, todas disimuladas por colores tierra. En este conjunto diverso habita una comunidad familiar entre la naturaleza, distanciada de la agitada urbe. Un muro de materiales diversos y contornos variables oculta a las miradas el conjunto en el que la casa principal ha engendrado nuevos retoños. La casa se adapta a la situación familiar y se convierte en un conjunto que estimula la convivencia. 

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